lunes, 22 de noviembre de 2010

POLÍTICOS CIUDADANOS

La visión de muchos de nuestros políticos de los distintos niveles de la Administración pública, sobre todo en la televisión, y su permanencia en el poder, en algunos casos durante bastante tiempo, me ofrece la imagen de un grupo muy alejado del ciudadano corriente, de su situación, de sus problemas, preocupaciones y necesidades reales. Son primero una burocracia peor que la funcionarial y, segundo, no cabe duda que el calificativo de casta cada vez se les ajusta más. Su único afán es la permanencia en el poder, que es la permanencia de su partido en principio, pues, si éste no les ofrece buenas perspectivas, pueden cambiar de chaqueta o pasar al grupo mixto correspondiente y vender su voto.

Por ello, primero, piensan en lo que conviene para que se ganen las elecciones y así no importa ser incongruente, defender una cosa y la contraria, apoyar intereses opuestos, prometerlo todo, gastar sin mesura, endeudarse, etc. Segundo, hay que obedecer lo que dice el partido y votar lo que se te manda, no caben opiniones propias ni ataques de dignidad, pues el sueldo te va en ello o, por el contario, hay que contar con un poder propio importante para que el partido te necesite a ti o a los votos que aportas. Tercero, por si acaso, hay que contar con funcionarios fieles, nombrados por ti y dependientes, en su permanencia en el puesto, de tu voluntad, y, por tanto, es mejor que sean interinos, eventuales o asesores de confianza. Coche, tarjeta para gastos, comisiones, indemnizaciones, pensiones garantizadas, etc.; ¿cómo pues se puede estar al nivel del simple ciudadano preocupado por el empleo o por comer cada día y terminar el mes nivelado económicamente? ¿cómo equiparase al proveedor al que no se le paga o se le deben cantidades importantes?.

Nada que ver tienen estos políticos con los simples ciudadanos. Por eso, pienso que no está mal que un partido se haya denominado Ciudadanos pues parece querer decirnos que como políticos se comportarán como aquéllos o que no van a dejar de serlo cuando lleguen al poder. La lástima es que no basta con eso, sino que también es necesaria una preparación, un conocimiento de la administración pública y de sus procedimientos y resortes y que si alcanzan el poder, cosa harto difícil, se encontrarán con una organización administrativa politizada, desorbitada, compleja, igualmente alejada de la ciudadanía, acostumbrada a subvertir el derecho, sin personalidad, burocratizada al máximo y desprofesionalizada. Estos políticos nuevos y bien intencionados difícilmente conseguirán un buen apoyo, pues encontrarán un grupo superior de funcionarios que bien esperarán sus instrucciones o bien les ofrecerán las soluciones que ofrecían a los anteriores. O bien encontrarán una importante oferta externa de gestión empresarial y gerencial y eficaz propia de épocas de de bonanza y esplendor y alejada del centro político y de su gestión. Tendrán, pues, que tener muy claras las políticas públicas que desean realizar y también los mecanismos para alcanzarlas y gozar de buenos asesoramientos para dominar la gran máquina burocrática de que disponen. Bueno, esto último salvo que se trate de pequeños ayuntamientos, pues en estos casos hay que pensar que sí hay políticos ciudadanos, vecinos y cercanos.

1 comentario:

  1. Los funcionarios también estamos desencantados de los políticos y ahora también de los ciudadanos.
    De los políticos, porque se rodean de asesores sin control y en muchas ocasiones minusvaloran y no utilizan los órganos funcionariales constituidos para esas funciones de asesoramiento. Claro, tienen que contratar a sus amigos. Claro los funcionarios son independientes y por lo tanto molestos, porque dicen lo que no quieren oír.
    De los ciudadanos, porque han apoyado sin fisuras la bajada de nuestros sueldos y nos han considerado a todos los funcionarios vagos redomados. Deberíamos hacer días de puertas abiertas para demostrar la falsedad de ese pensamiento. Además, ¿se acordaron de nosotros en las épocas de vacas gordas?

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